Por una ciudad que garantice los derechos de las niñas y elimine todas las formas de discriminación
Ciudad de México, a 11 de octubre de 2025
Pronunciamiento 025
En el marco del Día Internacional de la Niña, que se conmemora cada 11 de octubre, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) hace un llamado a intensificar los esfuerzos para garantizar los derechos de las niñas en la Ciudad, combatiendo prácticas discriminatorias y violentas que limitan o impiden el pleno goce de sus derechos.
Las niñas enfrentan condiciones de opresión específicas producto de múltiples formas de discriminación como el adultocentrismo, sexismo, capitalismo, capacitismo, racismo, clasismo, gordofobia, lgbtfobias, entre otras tantas que acentúan las desigualdades estructurales que las atraviesan. Por tal motivo, es de vital importancia continuar la promoción del derecho a la igualdad y no discriminación de las niñas en todos los aspectos de su vida, en aras de construir una sociedad más justa e incluyente, donde la igualdad de género sea una realidad. Además de la violencia física y sexual a la que están enfrentan las niñas y adolescentes en México, se suman los estereotipos de género y estigmas que dan pie a prácticas discriminatorias obstaculizando el acceso a la educación, al cuidado, al descanso, al esparcimiento, al libre desarrollo de la personalidad, hasta la gestión menstrual digna.
En este último rubro, también celebramos y reconocemos los avances logrados como la reciente reforma a la Ley de Educación de la Ciudad de México, que en su artículo 111 fracción XIII bis establece la licencia menstrual para que las estudiantes no sean sancionadas por faltar a clases debido a cólicos incapacitantes. Asimismo, abre la posibilidad de reprogramar algún examen para no afectar el desempeño académico. Con este avance se busca que el ausentismo escolar por sufrir cólicos no repercuta en el acceso a su derecho a la educación, pues según cifras proporcionadas por UNICEF, 42% de adolescentes en México han faltado a la escuela por su menstruación.
Por otro lado, de conformidad con los hallazgos del reporte conjunto de la ONU Mujeres y UNICEF “Niñas adolescentes, trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en América Latina y el Caribe”, publicado en 2025, en México las niñas y adolescentes mujeres dedican en promedio 3 horas y 12 minutos diarios a estas actividades, mientras los varones destinan solo 1 hora 52 minutos.
Esto implica que las niñas trabajan 80 minutos más que los niños en labores domésticas y de cuidado. Como resultado de esta brecha en el uso del tiempo de las infancias y adolescencias por género, tenemos un impacto diferenciado en las niñas que no solo enfrentan más cansancio físico y emocional, sino que cuentan con menos tiempo para estudiar, jugar, asistir a la escuela o disfrutar de su tiempo de descanso y esparcimiento.
Desde este Consejo exhortamos a las dependencias e instancias públicas a fortalecer y dar continuidad a las acciones orientadas a promover una cultura de igualdad y no discriminación que cuestione los estereotipos de género y sus impactos en los proyectos de vida de niñas y adolescentes a concientizar sobre la distribución equitativa del trabajo doméstico y de cuidados en los hogares. Asimismo, contribuir en la construcción del sistema de cuidados desde una perspectiva antidiscriminatoria.
También a eliminar la violencia y el acoso en todos los ámbitos, robustecer la educación incluyente, científica, laica y accesible para dejar de perpetuar la desigualdad de género; promover la participación de niñas y adolescentes en las decisiones que afecten su vida. Es decir, considerarles en la elaboración de políticas públicas. Por ejemplo, reconocerles a las niñas trans su derecho a decidir su identidad y posibilitar los cambios correspondientes en su acta de nacimiento; además de garantizar el acceso a servicios de salud, con énfasis en la salud sexual y reproductiva.
El COPRED reafirma su compromiso con la construcción de una ciudad donde todas las niñas vivan libres de violencias, con igualdad de oportunidades y pleno acceso a sus derechos. Reconocer sus voces, experiencias y necesidades es fundamental para avanzar hacia una sociedad que no solo las proteja, sino que también las escuche, respete y coloque en el centro de las decisiones públicas.
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