Hacia el reconocimiento y redistribución del trabajo doméstico no remunerado en la Ciudad de México

Publicado el 22 Julio 2025

Ciudad de México, a 22 de julio de 2025

Pronunciamiento 018

En el marco del Día Internacional del Trabajo Doméstico No Remunerado, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) reafirma su compromiso con la visibilización, el reconocimiento y la redistribución justa de las labores de cuidado y trabajo doméstico, históricamente invisibilizadas y mayoritariamente realizadas por mujeres y niñas en los hogares de México y, particularmente, en la Ciudad de México.

El trabajo doméstico no remunerado comprende actividades como la limpieza del hogar, preparación de alimentos, cuidado de niñas, niños, personas mayores o con discapacidad, entre otras tareas imprescindibles para el bienestar y la reproducción social. Según datos oficiales, este trabajo representa una contribución económica y social invaluable que, sin embargo, permanece fuera de los sistemas formales de remuneración y protección social, perpetuando desigualdades estructurales de género.

El COPRED ha señalado reiteradamente que la falta de reconocimiento y redistribución equitativa del trabajo doméstico no remunerado constituye una forma de discriminación y una barrera para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres y niñas. Esta situación se agrava en contextos de pobreza, marginación o pertenencia a grupos históricamente discriminados.

El trabajo doméstico no remunerado constituye una de las bases esenciales para el funcionamiento de la vida cotidiana y la economía. No obstante, sigue siendo infravalorado e invisible en los sistemas de medición económica, así como en la agenda pública. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cada día se destinan más de 16 mil millones de horas en el mundo a labores domésticas y de cuidado no remuneradas, lo que equivale al 9% del Producto Interno Bruto (PIB) global. En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2022, el trabajo doméstico no remunerado aportó más de 7.2 billones de pesos a la economía mexicana, lo que representa alrededor del 24.3% del PIB. Sin embargo, el 72% de estas labores recae en las mujeres, mientras que solo el 28% es realizado por hombres, perpetuando un modelo social y económico que sobrecarga a las mujeres y vulnera sus derechos fundamentales.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) del INEGI, las mujeres dedican en promedio 56.5 horas semanales a estas actividades cuando no perciben ingresos propios, y 40.6 horas semanales cuando sí participan en el mercado laboral formal, superando ampliamente la jornada laboral estándar.

Esta carga desproporcionada limita de manera significativa el acceso de las mujeres a la educación, al empleo digno y a la participación política, profundizando las brechas de desigualdad y perpetuando la discriminación por género.

Organismos internacionales han hecho un llamado urgente a los Estados para transformar esta realidad. La OIT ha instado a que el trabajo doméstico sea incluido en las cuentas nacionales y en el diseño de políticas públicas, mientras que ONU Mujeres ha subrayado la importancia de crear sistemas integrales de cuidados, establecer licencias parentales equitativas y promover campañas que desafíen los estereotipos de género. Asimismo, la Convención 189 de la OIT sobre trabajadoras y trabajadores domésticos establece la necesidad de garantizar salarios justos, acceso a la seguridad social y condiciones laborales dignas para quienes realizan estas labores, tanto de manera remunerada como no remunerada.

En consonancia con los estándares internacionales, el COPRED promueve la visibilización del trabajo doméstico no remunerado. Asimismo, aboga por impulsar políticas redistributivas que consideren el cuidado hacia las infancias, así como la implementación de programas de corresponsabilidad dirigidos a fomentar la participación igualitaria de hombres y mujeres en las tareas domésticas y de cuidado. Promoveremos, además, la ratificación e implementación local de la Convención 189 de la OIT, y la creación de un registro de personas cuidadoras que les permita acceder a seguridad social, capacitación y apoyos económicos directos.

Reconocemos que la transformación cultural es indispensable para lograr la igualdad sustantiva. Es por ello que se requiere sensibilizar a la sociedad sobre la corresponsabilidad en el cuidado y la necesidad de erradicar los roles de género que perpetúan la desigualdad. El bienestar colectivo y el desarrollo de nuestra ciudad dependen del reconocimiento pleno de los derechos económicos, sociales y laborales de quienes realizan trabajo doméstico no remunerado.

Hacemos un llamado a los gobiernos para acelerar la implementación del Sistema Nacional de Cuidados con presupuesto suficiente y enfoque de derechos humanos; al sector privado, a adoptar modelos de negocio que sean sensibles a las necesidades de cuidado; y a la sociedad en su conjunto, a desafiar los roles tradicionales y a asumir el cuidado como una responsabilidad colectiva.

Solo mediante el reconocimiento pleno, la redistribución justa y la dignificación del trabajo doméstico y de cuidados podremos construir una Ciudad de México más justa, incluyente e igualitaria para todas las personas.

---000---