COPRED reitera que los discursos transodiantes son inaceptables y vulneran la dignidad de las personas

Publicado el 28 Marzo 2023

Pronunciamiento 008

Ciudad de México, a 28 de marzo de 2023

COPRED reitera que los discursos transodiantes son inaceptables y vulneran la dignidad de las personas

El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) insiste en hacer un llamado a la sociedad para que en el debate y disenso ideológico se evite utilizar discursos de odio en contra de las mujeres trans. En la Ciudad de México las personas que forman parte de la disidencia sexual y de género no solamente tienen garantizados todos sus derechos y un trato igualitario, sino que, al ser parte de los grupos de atención prioritaria, deben contar con una protección reforzada por parte de las autoridades.

El pasado 16 de marzo, el COPRED recibió una denuncia colectiva firmada por poco más de 450 personas por actos de discriminación cometidos por diversos grupos que convocaron a la marcha denominada "No al borrado de mujeres y niñas”, la cual se realizó en la Ciudad de México el 11 de marzo y tuvo por objetivo la difusión de discursos de odio en contra de la población trans.

Los discursos discriminatorios son aquellos en los que a partir de prejuicios o estereotipos se busca desvalorar, agredir, injuriar, menospreciar, invalidar, excluir e invisibilizar a las personas y tienen como efecto provocar, reforzar o justificar las acciones discriminatorias que vulneran, limitan o niegan el acceso a derechos, bienes o servicios.

Por otro lado, los discursos de odio, es decir, aquellos en los que a partir de prejuicios o estereotipos se incide o se incita a la violencia o la discriminación hacia determinadas personas, validan y legitiman el trato diferenciado, así como las acciones u omisiones que causen daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte.

Ninguno de estos discursos sucede en el vacío, son alimentados por acciones discriminatorias y violentas basadas en prejuicios, y a su vez generan, refuerzan y justifican acciones discriminatorias y violentas. Los discursos tienen responsabilidad en los actos de discriminación y violencias hacia las personas de las poblaciones trans.

Históricamente este Consejo ha sido vocal en el respeto a la identidad y derechos de las personas trans, por lo que hace un llamado social para que en el ejercicio de la libertad de expresión no se busque excluir de la protección legal, ni del reconocimiento a grupos históricamente discriminados, en atención a las obligaciones institucionales que derivan tanto de la Constitución Política de la Ciudad de México (CPCM), como de la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (LPRED).

El COPRED pondera siempre la libertad de expresión y se definen rutas de comunicación donde se señala nuestro posicionamiento institucional acorde con el marco constitucional. Por esta razón, nos decantamos por un llamado a la corresponsabilidad social, como siempre hemos hecho.

La libertad de expresión en un Estado democrático descansa sobre los valores de la dignidad, libertad y el respeto absoluto a los derechos humanos de todas las personas sustentado sobre el principio de universalidad. En este sentido, los discursos discriminatorios y de odio no pueden tener cabida en una sociedad democrática toda vez que socavan los valores sobre los que se sostiene.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha definido estos discursos como aquellos que no están protegidos constitucionalmente porque incitan a las violencias (física, verbal, moral, psicológica) contra determinados grupos.

Si en una democracia cualquier persona debe tener garantizados todos sus derechos, ésta no puede permitir que el discurso fomente la exclusión, la obstaculización, la limitación o las violencias en contra de determinados grupos; la exclusión es contraria a los principios democráticos.

Desde una visión estructural de la desigualdad, que mira a la discriminación como actos anclados en sistemas de opresión arraigados institucional y socialmente, es posible tomar una postura en contra de los discursos discriminatorios y de odio en tanto que fomentan y legitiman la discriminación, la exclusión y la violencia en contra de ciertas personas o grupos en situación de vulnerabilidad.

De acuerdo con distintos informes de la sociedad civil, como los de Letra S o del Observatorio de Crímenes de Odio, las mujeres trans viven en el centro de las violencias pues representan el número más alto de asesinatos dentro de la propia población LGBTIQ+.

Preocupa particularmente que se niegue su identidad como mujeres –la cual está reconocida en la Ciudad de México-, así como su protección y reconocimiento por vía de determinaciones regionales como la Opinión Consultiva de la Corte Interamericana 24/17, resoluciones de la SCJN, la CPCM, de leyes como la LPRED o el Código Civil local, que les permite precisamente la emisión de nuevas actas por reasignación para la concordancia sexo-genérica, mediante la emisión de un nuevo documento, coincidente con la identidad de género autopercibida de la persona solicitante.

Este reconocimiento ha sido producto de muchos años de lucha y que son contrarias a ello las narrativas que rechazan que las mujeres trans son mujeres y que son víctimas de las violencias de género combatidas por vías de normativa nacional e internacional como la Belém do Pará o la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que viven como mujeres trans. Ello, en nuestra opinión, constituye un discurso discriminatorio que valida las violencias que viven.

En la CPCM se establece como principio transversal el de la dignidad como fundamento de todos los derechos, y el de la igualdad y no discriminación para todo el quehacer público, además, reconoce específicamente a las personas trans como grupo de atención prioritaria.

En tanto que, la LPRED establece de manera clara la definición de transfobia: Es el rechazo, odio, aversión, ridiculización y/o violencia hacia las personas que son o que se perciban con una expresión de género no normativa, transgénero o travestis. En la misma Ley se establece que queda prohibida la transfobia como práctica discriminatoria. El COPRED, creado por la LPRED, tiene como facultad esencial velar por el cumplimiento de dicha normativa.

Desde el COPRED hemos insistido que los derechos no son finitos, no se trata de un juego de suma cero donde reconocer los derechos de unas, se hace a costa de los derechos de otras. La lucha por los derechos no se agota en ciertos sujetos y sujetas políticas. En la medida en que todas las personas tengamos garantizado el trato digno y el acceso igualitario a derechos, ganamos como sociedad.

El COPRED subraya su llamado y compromiso, en corresponsabilidad con la sociedad, para prevenir y eliminar cualquier discurso o acto discriminatorio. La diversidad construye; los discursos de odio destruyen. Las mujeres trans son mujeres y dentro de los feminismos deben caber todas las mujeres.

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